2020 trajo regalos de todo tipo, ánimo y energía. Uno de ellos fue recordarnos dónde, con quién y cómo vivimos.
Muchos hemos pasado más tiempo en casa que el resto de nuestra vida y eso ha reformulado las preguntas que miles de personas nos estamos haciendo sobre cómo es el lugar y el entorno en el que deseamos vivir, trabajar y crecer en el futuro.
En una encuesta realizada al cierre de 2020 por PWC en México, al menos 6 de cada 10 empresas se han planteado la idea de mantener algún esquema de trabajo remoto para el mediano plazo en los rubros cuya naturaleza lo permita, lo cual abre un mundo de posibilidades para el futuro de la vivienda en nuestro país. ¿Cómo serán los espacios donde podríamos quedarnos a vivir y trabajar? Veamos tres tendencias:
Las grandes ciudades se están vaciando.
A muchos ha dejado de valerles la pena vivir en una ciudad donde el ancla mayor era la oficina si hoy las reuniones viven en su computadora.
Sin eventos masivos ni una oferta social tan amplia muchas ciudades han dejado de ser atractivas sobre todo para una generación que se ha replanteado lo que significa calidad de vida, concepto que definitivamente no incluye una hora de tráfico, transporte público deficiente o un horario del siglo XX.
Las casas rurales, los entornos tranquilos y el slow life están cobrando fuerza como el entorno que muchos eligen para una nueva y real posibilidad: quedarse de home office al menos durante el mediano plazo.
Las casas están cambiando.
La distribución de espacios dejó de ser una amenidad para convertirse en el fiel de la balanza entre lidiar, o no, con el trabajo y escuela remotos. Espacios con la posibilidad de diseñar entornos para diferentes momentos como la convivencia, estudio o trabajo serán clave para la elección de vivienda del mercado presente y futuro.
La luz natural y los rincones verdes son el nuevo oro blanco de la vivienda urbana donde pasaremos cada vez más tiempo.
Acceso a infraestructura tecnológica y servicios de conectividad serán condiciones indispensables para vivir en un lugar u otro.
Las burbujas están de moda.
Comprar una casa para ponerla a disposición de plataformas de alquiler turístico o temporal está de moda como una inversión rentable. Lo es, pero no por mucho tiempo. No hay demanda que pueda satisfacer una oferta tan amplia, ni economías que soporten una hipotética movilidad de ese nivel.
Para que todos los departamentos de alquiler en una playa o una gran ciudad se renten, tendría que haber una cantidad de viajeros con una cantidad de dinero que es impensable en una economía que tardará al menos una década en recuperarse del terremoto pandémico.
La industria inmobiliaria está en pleno dinamismo y serán solo quienes comprendan lo que hoy significa calidad de vida para una generación que desea pasar más tiempo en casa los que podrán ser parte de esta nueva era. El resto, seguirá anhelando venderle una segunda vivienda a un mercado ya agotado o será parte de quien sigue inflando burbujas de jabón.
¿Cómo es hoy el lugar donde quisieras vivir? Me encantaría leerte y construir una idea juntos.
Diana Torres
@dyanatorres CEO de Grupo Punto