Soy emprendedora de toda la vida pero pasé mis primeros 15 años laborales trabajando para alguien más y lo volvería a hacer.
Hoy creo poder ver el fenómeno del emprendimiento desde muchos ángulos:
Soy emprendedora
Soy mentora de emprendedores
Soy proveedora de emprendedores
Soy cliente de emprendedores
Soy maestra de emprendedores
Soy jefa de potenciales emprendedores
Dicho eso, me atreveré a decir que hay 3 jefes trabajo que ayudan mucho a construir la visión, el temple y el enfoque que requiere ser emprendedor y no solo auto empleado:
- La explotación en tu rubro. Siempre lo diré: hay que comenzar desde abajo, hay que conocer los procesos, las acciones más básicas de toda empresa son sus pilares, son la perte más delgada por donde los hilos se tejen o se rompen. Un primer trabajo de esos donde te dejas muchas horas (sí, hay que dejarse muchas horas, muchas) aprendiendo, viendo cómo lo hacen los que llevan décadas de ventaja, escuchando y observando. Archivando porque mientras lo haces lees procesos, copiando porque mientras lo haces aprendes de formatos, llevando recados porque mientras lo haces aprendes qué y cómo trabajan aquellos que ya hacían lo que hacen incluso antes de que nacieras.
- La maestría. Ten un jefe al que admires, que sea tu referente e inspiración. No será perfect@ pero sí será generoso enseñándote y confiando en ti para tu aprendizaje, te exigirá mucho porque sabe que mucho puedes dar, pero también te dará muchos consejos, ideas y tiempo. Tengo uno al que casi 15 años después le sigo diciendo “jefe”, tú sabes quién eres, jefe.
- La gota que derrama el vaso. Ten un trabajo que te ayude a derramar el vaso del emprendimiento, uno de esos donde lo das todo (porque si quieres ser emprendedor es de los que lo dan todo) y no ves resultados, donde la meritocracia se suple con amiguismo o conformismo, donde la relación esfuerzo y valor no son lineales sino inversos, donde el trato a las personas y su familia no es lo más importante, donde el respeto no es el idioma universal y donde las formas no importan. Ten uno de esos para que derrames el vaso y te vayas con una clara idea de lo que no serás como líder, como compañero y como empresa. Vete cuando lo hayas dado todo y cuando te puedas hacer la promesa de haber aprendido y no replicar eso para otros.
Esos son tres trabajos, pero tienen algo en común: tú.
Tú y tu entrega más allá de lo esperado.
Tú y tus ideas llenas de propuestas.
Tú y tu curiosidad para siempre aprender de lo que ves, escuchas y lees.
Tú y tus ganas de que cada día sea un aprendizaje.
Si no tienes las anteriores e irás solo a hacer lo que te pidan, no llegarás con propuestas y no te interesará aprender, da igual que sean 3 o 45, olvida todo lo anterior.
Si pasas por los tres y le sumas tu ADN emprendedor, tendrás ingredientes ideales para un camino independiente: aprendizaje, método, disciplina, paciencia y respeto por los demás.
¿Y las ideas? ¿No basta con mis buenas ideas? Son importantes para detonar un negocio innovador, pero no suficientes para crear una empresa que trascienda y un equipo que perdure. Confía en mi.
Diana 😉