Pareciera que el concepto de “Marca Personal” irrumpió en el mundo de los negocios y el marketing en los últimos años para intentar construir una vida pública en profesionales que quieren (y sus negocios necesitan) ser identificados personalmente.
En realidad, las preocupaciones que hoy están llevando a miles de profesionales, ejecutivos, asesores, vendedores, consultores, empresarios y emprendedores a trabajar su Marca Personal han estado entre nosotros mucho antes de que el concepto apareciera:
Que si se habla de nosotros, se hable bien.
Que cuando se pidan referencias sobre cómo es trabajar contigo, sean buenas.
Que la reputación del dueño sume al negocio.
En resumen: que la gente quiera trabajar contigo por lo que eres y transmites.
¿Qué es lo que ha cambiado entonces y por qué hoy estamos hablando de Personal Branding? Aquí algunas razones:
El volumen y rapidez con que se propagan los mensajes sobre ti.
Lo fácil que es hoy emitir y masificar una opinión sobre alguien más.
Lo vulnerables que todos somos a tomar en cuenta las opiniones de otros para formarnos un juicio sobre una marca.
El tiempo de premisas como “que tu trabajo hable por ti” se acabó. Punto.
Esa idea era válida cuando “tu trabajo” generaba una percepción sobre ti entre quienes lo conocían y ellos eran los únicos de quienes te importaba la opinión.
Hoy, no solo “tu trabajo habla por ti”. Hoy hablan por ti:
Google (sí, te sorprendería lo que encuentras al googlear tu nombre, hazlo y verás)
Tus redes sociales (personales y profesionales) con todo lo que ahí se puede saber de ti, tu familia, tu ideología y tus valores.
Los clientes de tu negocio. En especial los insatisfechos que, por alguna razón, tienen más tiempo y energía para hacer reseñas, escribir blogs y publicar videos.
Tu página web (o la carencia de una, que también habla mucho de ti)
Hoy todos, todos, tenemos una reputación pública.
Nos guste o no.
En Google hay información sobre nosotros.
Cualquiera tiene acceso a opinar y compartir lo que opina de nosotros.
Nos guste o no.
Desde esa premisa, tu Marca Personal se vuelve un activo clave de tu carrera y negocio.
Si asumimos que afuera hay información sobre nosotros, que al menos esté alineada a la percepción que deseamos generar y a los objetivos profesionales o de negocio que buscamos.
Algunas ideas erróneas en la actualidad en torno a la Marca Personal son creer que solo los personajes públicos o “famosos» deben trabajar su Marca Personal o que hacerlo significa hacerte fotos bonitas, publicar en redes sociales o tener una página web. En algunos casos lo será, pero nada más lejos de la realidad.
Trabajar tu Marca Personal implica, desde mi experiencia, un ejercicio más introspectivo que tareas de visibilidad:
Por un lado, reflexionar y decidir estratégicamente cómo quieres ser percibido. No podemos seguir dejando en manos del azar la construcción de nuestra reputación. Aún sabiendo que buena parte de las percepciones que generemos serán producto de la interpretación que otros hagan, nos toca hacer nuestra parte: poner intención. Hacernos preguntas como: qué quisiera que se diga de mí, qué tipo de personas quiero que me conozcan, para qué quiero ser identificado. Cuando lo tienes claro, es mucho más fácil conducirte en espacios públicos y digitales.
Por otro, es clave que intenciones tus esfuerzos de comunicación. Sabiendo que hoy todo lo que hacemos, escribimos y publicamos suma a la construcción de nuestra imagen pública, es imperativo intencionar esos esfuerzos.
¿Es esto “fingir” o “posar? Es una pregunta que frecuentemente me hacen quienes evalúan pero aún temen generar una estrategia de Marca Personal. Mi respuesta siempre es clara: NO. Si te sientes fingiendo o posando, eso no es Marca Personal, eso es ser un fantoche y tampoco es nada nuevo.
¿Debo convertirme en influencer o hacer videos para tener una Marca Personal? Es otro temor que veo y mi respuesta es: Nunca. Si quieres y/o tu negocio depende de ello, adelante, pero la comunicación que genera una Marca Personal solo tiene que cumplir con tres criterios: ser clara sobre quién eres, qué haces y con quién te quieres conectar; ser coherente con quien realmente eres y que sea tanta como te permita ser consistente en el tiempo para realmente construir una reputación de largo plazo.
Si tu tiempo, energía e intención te alcanza para ser consistente publicando una vez a la semana en LinkedIn, adelante. Si puedes sostener el asistir a un evento de networking al mes, adelante. Si quieres y puedes sostener hacer videos todos los días, éntrale.
Construir una reputación personal es hoy una responsabilidad de quienes pretendemos generar un impacto en otros. Que los formatos, tiempos y formas sea lo último que te preocupe, comienza por poner una intención.
En tiempos donde la confianza de los clientes es un tesoro cada vez más difícil de encontrar, construir una Marca Personal que conecte desde lo más auténtico, se está convirtiendo en la inversión con mayor y más duradero retorno.
Créeme, vale la pena.