Todos recibimos un memorándum invisible cada vez que iniciamos una relación. Un nuevo trabajo, una nueva pareja, el nacimiento de un hijo, un emprendimiento…
Es una carta imaginaria donde recibes las instrucciones y las expectativas que hay sobre ti, la sentencia sobre lo que debes hacer y cómo serás medido.
Hoy imagino que mi memorándum invisible cuando emprendí decía: a partir de ahora tienes que trabajar más que nunca, conseguir muchos clientes y tener una oficina que parezca elegante para que todos te respeten mucho.
O que el memorándum cuando alguien me contrataba decía: bienvenida, esperamos que entregues todo por este trabajo, dejes muchas horas e ideas y que siempre demuestres que eres mejor que el resto, incluso si a veces eso te enferma, para eso te pagamos.
Saber qué se espera de nosotros al iniciar un reto es clave trabajar en el sentido correcto, disminuir el estrés que genera la incertidumbre y enfocar nuestra energía a lo que más valor genera. Sin embargo, hoy sé que hay un problema detrás de ese memorándum, y es que lo escribe tu propia mente, con su historia, sus miedos, creencias y sus propias exigencias.
No te lo dice nadie, te lo dices tú. Son tus propias exigencias y expectativas imaginadas irracionalmente como si fuera lo que el entorno espera de ti y la recompensa que tendrás si lo cumples.
¿Trabajamos para cumplir las expectativas de un jefe, equipo, familia o las que creemos que son sus expectativas?
Comencemos a pedir un memorándum explícito para arrancar en cada nuevo proyecto o relación con expectativas claras y ganemos más paz y disfrute en lo que hacemos sabiendo que estamos cumpliendo las reales expectativas generadas.
¿Qué espera de ti tu jefe? ¿Realmente quiere que te dejes la vida en la empresa o tú lo crees? Pregúntale.
¿Qué espera de ti ese nuevo compañero y posible futuro mejor amigo? Pregúntale.
¿Qué esperan de ti tus socios, clientes, proveedores? Pregúntales.
¿Qué esperan de ti tus hijos? Pregúntales. (Te sorprenderá lo amoroso y reconfortante de su respuesta)
¿Qué esperas tú de ti en esta etapa de vida? Pregúntate.
Escribamos esos nuevos memos basados en realidades y no en historias auto contadas.